miércoles, 15 de septiembre de 2010

La visita

Se despertó agitada, las sábanas estaban revueltas y toda la cama mojada igual que su cuerpo bañado en sudor.


Había tenido un sueño erótico, tan real que hasta podía sentir el olor a la piel de aquel hombre moreno que le había hecho el amor como nadie. El espejo de la habitación crujió y se rompió. Ella se incorporó asustada, dándose cuenta que la silueta de un hombre había quedado formada en él.